La Federación prepara una super reestructuración total de todo el fútbol federativo para la temporada 21-22. Desaparece la actual «Segunda B» para dar paso a la Primera División RFEF. Una categoría que contará con 40 equipos divididos en 2 grupos de 20.

El formato, si la pandemia no lo impide, será una liga regular de 38 jornadas. Los dos campeones ascenderán a la Liga SmartBank y los 2ª, 3ª, 4ª y 5ª de cada grupo se cruzarán en un play-off de ascenso para luchar por las otras 2 plazas a la división de plata. Los 5 últimos de cada grupo perderán la categoría descendiendo a la Segunda División RFEF en la que habrá 5 grupos con 18 equipos cada uno. Lo que aún no está confirmado es que los dos grupos de la Primera División RFEF sean configurados por criterios geográfica.

Desde la federación defienden que para lograr una categoría más atractiva, competitiva y con mayor valor de mercado, lo mejor sería buscar otro tipo de criterios y que un equipo andaluz, por ejemplo, se pueda enfrentar a un equipo catalán o que un club gallego se desplace a jugar a Murcia. Así que no se descarta que sea por sorteo, por coeficiente histórico o incluso grupos cremallera en los que se prime el coeficiente deportivo para que no se agolpen en el mismo grupo los clubes más potente y exista un grupo más fuerte que otro.

Se quiere luchar por una categoría profesional, una calificación que no depende de la RFEF sino del CSD, un detalle menor deben ser los costes en los desplazamientos.

Por ello, la Federación trabaja en buscar ingresos para los clubes. La mejor fórmula para poder hacerlo sería que la propia Federación pudiera vender los derechos audiovisuales de manera conjunta pero eso depende de  los titulares, que son los clubes, y de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia). Sería necesario que los clubes cedieran los derechos ya que no están obligados por ley, a diferencia de lo que acontece en el ámbito profesional.

Además, también se podría incluso comercializar el nombre de la categoría, tal y como si ocurre en las que por ahora son las únicas categorías profesionales (LaLiga).

El objetivo a medio plazo de la RFEF es que en 2 o 3 años la tercera categoría del fútbol español tenga una propia regulación de carácter económico y de infraestructuras.

Es decir, que además del mérito deportivo, los clubes de la Primera División RFEF tengan que cumplir unos requisitos no sólo económicos sino también a la hora de tener unos estadios e instalaciones idóneas para poder participar en dicha competición.

De momento, y para la próxima temporada, lo que primará será el criterio deportivo, así que los 3 primeros de cada subgrupo actual de Segunda B más los 10 que consigan las últimas plazas en la segunda fase que arranca el 4 de abril, serán los 40 equipos que la compongan. De los 30 clasificados entre los 3 primeros, 4 conseguirán el ascenso a Liga SmartBank reemplazado a los 4 descendidos del fútbol profesional que ya no bajarán a un pozo de 80 equipos sino a una categoría con la mitad de clubes y mucho más atractiva y reconocible.

En cuanto a la Segunda División RFEF, la cuarta categoría del fútbol español, se convertirá en una categoría nacional transitoria entre la Primera RFEF y las categorías territoriales.

Esa Segunda División RFEF contará con los 22 equipos que no consigan las últimas 10 plazas para la Primera RFEF, a los que hay que sumar los 14 clubes que se salven del descenso a Tercera más 54 clubes que subirán de categorías territoriales (la actual Tercera División).

En total, 90 clubes divididos en 5 grupos por criterios geográficos con 18 equipos cada grupo.

De esta Segunda RFEF,10 equipos conseguirán el ascenso a Primera RFEF.

Y por último, la Tercera División RFEF será una categoría nacional dependiente de la española pero delegada en las diferentes territoriales.

Desde la RFEF se estima que lo ideal sería que cada grupo de Tercera RFEF contara con 16 equipos máximo aunque eso ya dependerá de los reajustes, descensos y arrastres que haya en cada Comunidad Autónoma.

La RFEF sigue trabajando en una competición más moderna, atractiva y con mejor envoltorio para reestructurar todo el fútbol base después de la paralización por la pandemia, algo que ya han conseguido con otras competiciones federativas como el actual formato de la Copa del Rey a partido único y con la nueva Supercopa de España a cuatro.