Es un equipo mucho más vulnerable. Comete muchos más errores atrás, es el más goleado como visitante y, sobre todo, se ve lastrado por la friolera de seis penaltis en contra en idéntico número de partidos.
El Alavés esta recibiendo un excesivo castigo por parte de los colegiados. En seis partidos les han pitado seis penaltis en contra, uno frente a el Athletic, dos en frente a la Real Sociedad, uno contra el Valencia y dos contra el Osasuna.
Aunque hay que reconocer que cuatro de ellos han sido claros, el VAR se muestra con el Alavés más meticuloso que con otros equipos:
Nada que objetar al cometido por Rubén Duarte sobre Iñaki Williams en San Mamés, al de Manu a Mikel Merino en el Reale Seguros Arena, al derribo de Sivera a Dani Parejo o a la mano del capitán babazorro en el Sadar.
Sin embargo, dos de los seis son cuando menos dudosos. El primero de los dos pitados al equipo en el derbi de Anoeta, cuando en un centro de Portu el esférico golpeó en el brazo de Adrián Marín que estaba de espaldas al balón, es cuanto menos riguroso. En el primero de el Sadar, en una acción involuntaria de Rubén Duarte, ni siquiera queda claro que el defensa tocara el balón con su brazo al intentar despejar de cabeza.
De los seis en contra, Fernando Pacheco ha parado uno y ha encajado cuatro, mientras que Antonio Sivera no pudo detener el de Mestalla. Cinco goles que, sin duda, hacen mucho daño a cualquier equipo.
El VAR también perjudicó a los babazorros en alguna acción mas en el Sadar, ya que aunque la revisó en la pantalla del VAR, perdonó a Fran Mérida una clara roja por entrada por detrás con los tacos por delante a Wakaso.